Los abogados que siempre hemos sido objeto de la crítica general, pero además últimamente se mira con lupa a quién venimos defendiendo o de qué defensas nos encargamos, como si eso fuera definitorio de nuestro ser.
¿Realmente eso puede definir la personalidad del abogado? Sinceramente creo que no.
En mi caso como abogado tengo dos tipos de clientes: Los que me plantean un caso y yo libremente acepto llevar su defensa y aquellos cuya defensa se me encarga por designación del turno de oficio.
En pocas ocasiones me pongo a valorar su historial a la hora de llevar un caso, sino el caso en sí, y es que no me encargan que lleve su vida sino sólo un caso.
Así las cosas sería absurdo que me etiqueten como buen o mal abogado por defender ésta o aquella causa o peor aún como buena o mala persona en función de lo que dice la prensa de mis clientes.
Antes o después todos los abogados siempre hemos de enfrentarnos a la misma pregunta: ¿Pero tú podrías defender a uno que ha hecho…(rellene aquí con el delito que más le repugne)…?
En mi caso, esto me lo planteaban ya en la carrera algunos compañeros de Derecho con marcada vocación opositora.
Ya entonces respondía con una sonrisa amarga diciendo: “Sí, si tú fueras el acusado y yo tuviera que hacerme cargo de defenderte, podría llegar a hacerlo.”
Siempre vemos la noticia desde fuera pero pocas veces ponemos el foco en nosotros mismos ¿y si fuera nuestro padre el acusado? ¿o nuestro hijo?¿o nosotros? Entonces ¿entenderemos que un abogado se haga cargo de su defensa?
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Álvaro Rizo Sola es Abogado especialista en Derecho civil y penal
