Tu abogado no es tu amigo.

Tu amigo te quiere y ese amor puede cegar su buen juicio, tu abogado valora tu problema en cuanto “dolor jurídico” de la forma más objetiva y fría posible.

Tu amigo está de tu parte, tu abogado se pondrá de la parte contraria para ver en su despacho contigo qué tiene a su favor y poder prepararte para lo que viene.

Tu amigo te aconseja en función de su propia experiencia de vida o de la experiencia de sus amigos, tu abogado en función de su propia experiencia jurídica o de la jurisprudencia aplicable.

Tu amigo piensa como tú, tu abogado piensa como abogado valora argumentos, pruebas y como éstas pueden pesar en tu descargo y las compara con los pensamientos, argumentos y pruebas de la parte contraria.

Tu amigo te contará que los juicios son así o asá, tu abogado te contará si es posible no ir a juicio, y si hay juicio:

    • Cómo será.
    • Cuántas partes tiene.
    • Quién habla primero, de qué habla, quién habla al final.
    • Y si tú tienes que hablar cómo, cuándo y qué debes decir.

Tu amigo te dirá yo haría esto, tu abogado te dirá las opciones que tienes y sus pros y contras para que tú con buena información tomes mejores decisiones. Tú amigo vale mucho si te dice esto creo que deberías verlo con un abogado.

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