Continuamos con la serie ¡vete a hacer puñetas! en la que analizamos expresiones populares cuya raíz la encontramos en el mundo del Derecho. Hoy vemos irse a la porra.
Origen de la expresión irse a la porra
La expresión «irse a la porra» viene del ámbito jurídico militar, en especial en tiempo de campaña o de campamento. En estas instalaciones rara vez había oportunidad para contar con un calabozo o similar. Así ya en tiempos de los tercios de Flandes, el Sargento Mayor dirigía sus tropas con un garrote o gran bastón de mando que era denominado porra, al detener la marcha de las tropas éste venía clavado en la tierra y en torno a la porra se montaba el campamento.
Cuando un soldado era sorprendido cometiendo una falta o una acción contraria a las órdenes de su superior, era “enviado a la porra” en espera de su sanción y por tanto era sinónimo de arresto de penalidades en un futuro inmediato, aunque de facto lo soldados acudían allí a sentarse a esperar su “condena”.
Posteriormente esta expresión pasó al lenguaje actual, con el significado que todos conocemos, pero su origen como el de tantas otras es jurídico y militar.
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