Como premisa tenemos que conocer un poco el “escenario penal habitual” en España: el juez de instrucción investiga los delitos, el fiscal acusa si ve indicios según lo investigado y los abogados, pues el defensor defiende al acusado y, si se persona, el de la acusación particular defiende al perjudicado por el delito acusando al presunto delincuente.
Con todo esto y una vez acabada la instrucción (véase investigación) el fiscal hace un escrito acusando: pidiendo unas penas de las que no se puede pasar de las que pedirá en el juicio (y lo mismo la acusación particular si la hay). El abogado defensor contesta con un escrito en el que se defiende y en el que se suele pedir absolución por técnica procesal. Una vez hecho esto, todo el caso pasa al Juez de lo Penal que es el que Juzgará y da fecha para juicio.
Minutos antes del juicio, y con todos los letrados, acusados testigos… en los pasillos sale el fiscal o pasan los letrados sin nadie más y se habla con franqueza con el defensor sobre una posible conformidad. Para ello se deben dar varias premisas:
1.- Que el acusado consienta acabar con una condena y admita los hechos.
2.- Que la acusación particular consienta y se avenga a esa pena que fiscalía y defensor del acusado están pactando.
3.- Que el Juez penal revise que no es contrario a la ley lo que se está pactando.
Si alguno de estos actores dice que no a juicio pero si están de acuerdo se llegará a una condena que beneficia a todos por lo siguiente:
Al acusado, que en un juicio es quien más se juega puesto que así sabe que podrá evitar la cárcel o cuantos años le van a caer con una rebaja de lo que pedían hasta ese momento, a cambio de su “confesión y conformidad”.
Al perjudicado porque queda probado lo que venía denunciando y el acuerdo suele contener la restitución del daño normalmente en forma de indemnización económica (el valor de lo robado por ejemplo).
Al fiscal le beneficia conseguir una condena que es para que se le paga para conseguir que se condene a los malos, y se ahorra el tenerlo que demostrar lo que en algunos casos es realmente difícil más allá de toda duda.
En cuanto al juez y al sistema en general consiguen una sentencia en el momento que ya se notifica a todos los presentes, un perjudicado por el delito satisfecho un acusado que asume su delito y las consecuencias del mismo.
Volvamos al titular y el caso del inicio pero con lo que ya sabemos sobre estos pactos.
El fiscal no rebaja la petición tras una confesión sino que hay un pacto por el que se consigue una condena en un caso de difícil prueba: Los hechos empezaron hace 19 años, la acusación negó en un momento anterior los hechos por miedo. Además y en relación a la víctima en la misma web podemos ver que ha sido indemnizada por el arzobispado y que ha estado de acuerdo con la conformidad a la que se llega en el tema penal. Por su parte el condenado consigue una rebaja sustancial pero se consigue que reconozca todos los hechos cosa que en el juicio habría sido muy difícil y dejando la credibilidad de la víctima intacta.
Incluso en este atroz crimen la conformidad se revela como una gran herramienta del sistema penal.
En conclusión, una vez más, sino explicamos cómo funciona el sistema “de verdad” difícilmente podremos obtener la comprensión de la sociedad a la que todos servimos.
